Encuentro con la sombra, nuestro mundo reprimido.

 Dejar de luchar, comenzar a vivir. Aceptando nuestra sombra .


 
Encuentro con la sombra, nuestro mundo reprimido.

En nuestro viaje hacia los contenidos del inconsciente, la figura arquetípica más fácilmente reconocible es la Sombra. Esto se debe a que su naturaleza puede deducirse principalmente a partir de contenidos del inconsciente personal.
El complejo de la sombra es una especie de umbral entre la conciencia y el inconsciente. La máscara es parte de todo esto, apenas un fragmento de nuestra realidad, que hace las veces de telón, y como tal, puede revelar o cubrir.
Estos contenidos pueden ser positivos o negativos y lo que tienen en común es haber sido reprimidos, rechazados o postergados por el Yo en algún momento de nuestra vida.
En su mayor parte, la sombra está compuesta de deseos desautorizados, impulsos naturales que han sido catalogados como incivilizados, motivaciones moralmente inferiores, fantasías, resentimientos infantiles, miedos y heridas producidas por el mundo adulto o por el mundo infantil, en suma, todas aquellas cosas de las que uno no se sentiría orgulloso. 

Pero también debemos tomar en cuenta como aspecto oculto en la Sombra, los talentos y dones que han sido anulados por prohibiciones, críticas y temores. Estos configuran lo que algunos autores llaman “Sombra Blanca” y si bien ésta se distingue en la clasificación, forma un conjunto con los aspectos más abyectos, y no es fácil de discernir.
Todas estas cosas están allí en lo oculto y no son registradas por el sujeto excepto a través de los mecanismos de proyección, o sea aquello que percibimos en los otros y que nos resulta insoportable, censurable o amenazante.
El hecho es, que esto nos pasa, porque el otro es un espejo en el cual nos reflejamos de alguna manera.
El encuentro con la sombra genera resistencias. Nos cuesta mucho desde la conciencia reconocer su existencia, porque nos sentimos amenazados por ella.

Otro modo de entrar en el mundo de la Sombra es el trabajo con el material onírico y el viaje hacia sus escenarios a través de la imaginación activa, técnica que Jung desarrolló. La Sombra también puede ser convocada a través del trabajo expresivo, el arte y las narraciones míticas.
Finalmente, y de manera irreversible, se manifiesta a través del orden de los desequilibrios, ya sean físicos, sicológicos o espirituales.

No existe ninguna técnica que agote o asimile al arquetipo de la Sombra y en un punto, siempre permanecerá como nuestra enemiga.
Primero se debe aceptar y tomar en serio su existencia.
Luego, hay que percatarse de sus cualidades e intenciones. Esto se hace prestando atención a los estados de ánimo, fantasías e impulsos.
En tercer lugar, es inevitable pasar por un largo proceso de negociación. Y hay que recordar permanentemente que no se trata de una lucha que pueda eliminarse por medios racionales. Algunos de los síntomas clásicos que nos dan indicios de que estamos “moviendo” la energía de la sombra son:
EL ACCIDENTE
LA EQUIVOCACIÓN
LA RESISTENCIA
LA NEGACIÓN
LA OBSTINACIÓN
EL DESANIMO
EL DISGUSTO

Cuando algunos de estos síntomas son reconocidos, podemos tener la seguridad de que hemos comenzado a trabajar para encontrarnos con la Sombra. A esto se le suma el sentimiento de amenaza, el miedo a la pérdida de control, la angustia y el mal humor como estados de ánimo.

Situaciones Sombrías.

La sombra en sí misma no es un problema siempre y cuando la persona pueda reconocerla, mirarla a los ojos y asumirla como parte de sí misma. Pero no es fácil reconocer, mirar e integrar rasgos y experiencias negativas como parte de nosotros. Y cuando la sombra no es integrada ni comprendida, cuando la negamos o la rechazamos, ella se vuelve más y más grande... buscando que la reconozcamos como parte nuestra. El ser humano necesita reconocer su totalidad, y si hay una parte reprimida o ignorada su energía psíquica buscará la integración hasta poder conseguirla, por desagradable que nos pueda resultar asumirlo.
Si se lucha contra la sombra, se manifestará primero a nivel interno a través de sueños, pesadillas, inquietud emocional, o cualquier otro tipo de malestar psicológico. Si aún así se rechaza o se niega, empezará a manifestarse a nivel externo. Entonces ocurre la proyección. Las cualidades negativas que no podemos ver en nosotros/as, empezamos a verlas y criticarlas en los demás. Es un mecanismo de nuestra psique que está actuando a modo de espejo mostrándonos fuera lo que no hemos visto dentro. Normalmente cuando la persona no puede asumir algunas características en sí misma las atribuye a los demás, esto es, que las proyecta en los otros. Así podemos ver reflejados nuestros propios defectos, bloqueos o limitaciones en las actitudes negativas que adoptamos hacia los que nos rodean. Cuando los prejuicios, el odio y la crítica exacerbada nos impiden relacionarnos cordialmente con los vecinos, con las personas de otras ideologías o religiones, con la familia, con otros partidos políticos... ahí estamos viendo en directo a la sombra actuando como una parte no integrada de la conciencia.
«La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez le fuerza, directa o indirectamente, así, por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias irreconciliables». C. G. Jung. 

Un ejemplo es el de alguien que haya tenido que reprimir sus naturales instintos sexuales por una presión social o religiosa. Esta persona padecerá primero un intento interno de asimilar y reconocer sus tendencias naturales a través de sueños, malestar emocional o cualquier tipo de aviso intrapsíquico. Si se obvian las señales internas de la contradicción, más adelante esta persona empezará a criticar duramente y de manera constante cualquier atisbo de disfrute sexual en los demás, y probablemente en una o varias personas en concreto que estén viviendo su sexualidad de manera libre. También nos encontramos con frecuencia el caso de alguien que ha vivido una vida guionizada desde fuera y ha renunciado a seguir sus sueños, y de pronto se encuentra enfrentándose y atacando a algunas personas de su entorno que estén viviendo y disfrutando la vida que quieren, y que son felices haciéndolo todo a su modo. Para quien está proyectando a su sombra, empiezan a existir personas, actos o situaciones que cada poco tiempo "les sacan de quicio" incontrolablemente, y además esta reacción a otra gente de su entorno les suele parecer desmedida o irracional. ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Por qué ese odio y reacción exagerada? Se ha puesto en marcha el mecanismo de proyección, y ahora la persona está enfrentándose a su propia represión, pero a través de alguien externo. Es como si criticara su propio reflejo en un espejo pero sin darse cuenta de que es a ella misma a quien está enfrentándose. Ve en el otro directamente a su propia sombra, (como su deseo sexual y sus ganas de disfrutarlo, o su libertad y autonomía personal) pero como a ella le es algo prohibido lo rechaza, lo odia y lo agrede verbalmente y energéticamente. Realmente está agrediendo a una parte de su propia naturaleza, aunque todavía no se ha dado cuenta.

A medida que esta persona insulta a su propia oscuridad vista en otro ser, su energía consciente se debilita, y crece su odio inconsciente por su propia sombra, a la vez que crece una culpa irracional, crece una ira delirante y crece la vergüenza no asumida de si mismo. Lo que no asumes en ti mismo/a, tu alma te lo presenta en el exterior para que puedas verlo, resolverlo y aceptarlo en paz. Cosas que has hecho y de las que te arrepientes, defectos, malas acciones, impulsos que consideras negativos, renuncias vitales importantes, rupturas traumáticas, errores relevantes que has cometido pero que nunca has aceptado, perdones que no has pedido... todo ello necesitas reconocerlo para sentir tu totalidad, tu Ser completo... y aceptarlo, y aceptarte. 

Sabiendo esto, nuestras reacciones viscerales hacia determinadas personas o actitudes se convierten en un valiosísimo indicador de nuestras carencias internas, y a la vez en una guía perfecta de lo que estamos necesitando para equilibrarnos y tener paz en nuestro interior y en nuestro exterior. ¿Hacia que acciones, personas o situaciones reaccionas con odio o ira desmedidos? ¿Que cosas, que personas "te sacan de quicio"? ¿Con que tipo de personas o actitudes problemáticas pareces encontrarte una y otra vez en tu vida? ¿Qué envidias profundamente en los demás? ¿Que rasgos tuyos ocultas o no te gusta mostrar? ¿Qué odias en los demás? ¿Que clase de gente te provoca enfado o incomodidad? Todo esto es un excelente punto de partida para la aventura maravillosa de ir a conocer, a escuchar y a hacerte amigo/a de tu propia sombra. Descubrirás que no es en absoluto algo negativo ni malvado... si no una parte más de ti: humana, frágil, llena de posibilidades de hacerte crecer... y tan real como tu parte positiva y aceptable.


Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende de nosotros mismos. La sombra se hace hostil sólo cuando es negada, reprimida o mal comprendida, por lo que no es un enemigo. 
Conocer y aceptar nuestra propia sombra es una importante aventura, y gracias a ello se desarrolla la consciencia y se alcanza la plenitud y la totalidad de nuestro ser. Para integrar nuestra sombra es preciso integrar sus contenidos en una imagen más global y completa de nosotros mismos, lo que nos ayudará a aumentar nuestro conocimiento y aceptarnos como somos, liberarnos de la culpa y la vergüenza, sanar nuestras relaciones con los demás... 

La experiencia terapéutica nos muestra una y otra vez que cuando la persona hace el trabajo de conocer, aceptar y tomar su propia sombra para acogerla en su Ser, ésta se vuelve una potente y creativa parte de la persona, una fuerza maravillosa. La persona recupera la paz, tanto dentro de si como en sus relaciones con los demás, y puede tener una perspectiva global y completa de sus fuerzas y debilidades. La culpa se mitiga, la ira se atenúa, y se llega a un equilibrio vital muy gratificante. Por fin la persona se siente completa, por fin se reconoce como luz y sombra, como positivo y negativo, como una cualidad y su contraria, en un mundo interno en el que están todas las posibilidades, un mundo interno de totalidad. Y esta aceptación empieza a traer paz y plenitud, y nos lleva un escalón más arriba en nuestro camino hacia la autorrealización. No hay palabras para describir el sentimiento de plenitud que conlleva volver a acoger en "casa" a una parte nuestra que estuvo fuera durante tanto tiempo.

Por eso el proceso de individuación puede reconocerse como la acción de INCORPORAR sombra.
En los sueños nos encontramos con una gran cantidad de temas míticos que expresan situaciones sombrías: el viaje nocturno por el mar, el camino por oscuras quebradas plagadas de peligros, el palacio de los espejos, la confrontación con los fantasmas, la obsesión de sentirnos perseguidos y amenazados, el reflejo de nuestra imagen deformada en la fuente o en el pozo de agua, la visita a la casa abandonada, el sótano o el castillo embrujado, el cementerio donde encontramos una tumba vacía o un cadáver que tiene nuestro rostro, el descenso al mundo de los muertos, el encuentro con el Doble, una persona misteriosa que es igual a nosotros y busca destruirnos para tomar nuestro lugar.
Todas estas situaciones resultan en escenarios laberínticos que nos producen ansiedad y confusión, son escenarios de pesadilla.
En la vida consciente estos estados sombríos nos puede atacar como el temor a descubrir que hemos sido adoptados y nuestros padres mienten, el miedo a ser contaminados por alguna enfermedad, la certeza de que alguien nos ha
dañado, la obsesión con un síntoma físico que no indica una enfermedad, y, sobre todo, la perturbación que nos causan ciertas situaciones o actitudes de personas en las cuales la sombra es proyectada.
Cuando se activan estas fantasías o cualquier otro tipo de estado oscuro y amenazante, sabemos que hemos entrado en los dominios de la Sombra, porque estamos al borde de lo desconocido, esto es, nuestra propia identidad.
El Ego, insiste en convencernos que nuestra vida es solamente la parte del iceberg que asoma fuera del agua, pero tarde o temprano, debemos comenzar a percibir el inmenso resto que se encuentra por debajo de la superficie. Esta es nuestra experiencia de lo siniestro y cuando antes nos atrevamos a comenzarla, más temprano descubriremos los tesoros que están en el fondo del mar.

¿Cuál es la razón de ser de la sombra? Si realmente nos encontramos frente a una realidad síquica que se autorregula y funciona en orden a un proceso de maduración y de iluminación, la Sombra debe cumplir alguna función positiva.
Este es así, sin duda, porque la energía manejada por este arquetipo no deja de ser creativa y vital.
Desde la Sombra nos viene un impulso de creatividad que impulsa y expande nuestra vida, invitándonos a una crisis que, aunque dolorosa o “catastrófica” siempre es regeneradora. Las transgresiones que la sombra puede proponer, si son bien canalizadas, resultan en beneficio de las metas que la vida nos propone en cuanto a la autoafirmación de nuestra identidad.
Esencialmente, la energía de la Sombra se manifiesta así, a través de la originalidad y la producción de una expresión más acabada y sincera de nuestro mundo interior.

El fin último de estos mecanismos es restaurar tu equilibrio interno. Se presentan como una oportunidad de oro para ayudarte a resolver conflictos internos, a ser feliz, a perdonarte y a vivir en paz. Es como si tu inconsciente te dijera: "Bien, ya veo que no puedes verlo en ti mismo/a.  Voy a mostrártelo fuera para que lo veas delante. Mira a partir de hoy en los demás lo que tú estás reprimiendo, odiando o negando en ti. Luego, acéptalo e intégralo y ten paz."




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